En mi hay una fuerza insondable.
A veces, me rapta, me aniquila
y me quedo sólo en sombra.
Otras, es un eco sordo,
unos ojos inexpresivos, vacíos,
un silencio de muerte,
un no-estar que da miedo.
He aprendido a esperar,
a no dar crédito,
a mantenerme en el desinterés y la ausencia.
Después, igual que se fue,
el espíritu regresa
y me reconforta saber que he vuelto.
No hay nada en la nada de la enajenación
El Monte de las Ánimas 2.0
-
*
Santiago Delgado*
* Todo empezó cuando los ciervos heridos comenzaron a ...
Hace 5 días