sábado, 30 de enero de 2010

Maestra ARTEMIA DESASTRE

Me parece que alguien maúlla. Fauna se levanta y comienza a bailar, danza flotando, la gravedad no le impide trasladarse sin rozar el suelo. Se funde con la música. La sensación de irrealidad es tal que pienso si estaré loco o sigo bajo los efectos de las fiebres. Flora no tarda en imitarla. Dos mariposas en la cena. El violín suena incansable, las bailarinas están en trance.
Un brazo de nácar en la izquierda, uno de ébano a la derecha y vuelo. La habitación gira como un tiovivo, los espejos reflejan y reflejan millares de fondos. Creo estar entre estrellas, sentir el olor de los jardines. He cerrado los ojos, no quiero marearme. Veo montañas, ríos y veredas. “¿Sobrino no te contó tu madre?”. Fauna ríe como bandada de cotorras. Flora la imita. Ambas saltan y brincan. Levitan, no pisan, vuelan. Por fin, me han depositado en mi sillón. Exhausto, aturdido, en un estado de conciencia nuevo. Las libélulas toman asiento y la cena sigue como si tal cosa. No sé qué decir. El violín ha dejado de tocar. Las luces brillan por doquier reflejándose hasta el infinito.