sábado, 30 de enero de 2010

Maestra Bonifacia López de Cardenas

La capacidad creativa hace nuestra apariencia. La elegancia, el encanto en el decir o nuestro modo de estar. Nuestro comportamiento obedece, por supuesto, a algo atávico y misterioso; y también a nosotros mismos. El cóctel entre el destino y el porvenir es constante. Hasta los dioses se ven sometidos al hado y no por ello dejan de ser dioses. El único verbo metafísico es el ser. La inquietud, la ansiedad tal vez sea un reclamo de la existencia que trata de conformarse a otros verbos. ¡Seamos!. Atrevámonos a movernos para seguir la vida. Ella no se detiene. La impostura es pararnos.
“El hombre nuevo que posee el sentido de la posibilidad, trata la realidad como una tarea y una invención: la construcción de lo posible” Musil