
No es mi escritor preferido pero está siempre cerca de los temas que me interesan, así que me toca leerlo. Aquí nos cuenta la historia de Floria y su hijo Adeodato. La familia que San Agustín tuvo y abandonó por su carrera eclesiástica, en Cartago.
Floria le reprocha: Fuiste a ver al Obispo Ambrosio de Milán. Escribes de él que le considerabas “hombre feliz, según el mundo, pues gozaba de gran estima entre la gente importante”.