sábado, 9 de enero de 2010

Maestro ABENARABI

ABENARABI. ANTONIO PARRA. Ed Museo y Ayuntamiento de Murcia 2000
Abu Bark Muhammad ben Ali ben Muhammad al-Hatimi al Tai ibn Al-‘Arabi, llamado Muhyi al Din (Vivificador de la religión), al-sayh al-Akbar (el Gran Maestro) e ibn Aflatun (hijo de Platón), conocido por los latinos como Abenarabi nació en Murcia, capital en aquel entonces de uno de los estado árabes de la península, en 1165 en el seño de un familia culta y adinerada. A los ocho años se traslada su familia a Sevilla, allí trabajo de administrativo y se casó con una mujer muy religiosa. Después una grave enfermedad lo puso a las puertas de la muerte. Creyéndole muerto sus familiares, lo velaban, mientras él tuvo las primeras alucinaciones místicas. A partir de entonces vivió en dos mundos. Emprendió un viaje a Oriente, del que nunca regreso. Orientarse es literalmente, volverse hacia Oriente, es decir, al lugar del que surge la luz. La luz divina de la que se enamora el místico, ya no es nada, más que fuego de amor vivo, inmolación ardiente.
Apuntes sobre sus creencias:
• No cree en dogmas
• Acepta la validez de todas las religiones e, incluso, la salvación del que no tiene ninguna, siempre que el amor sea la única guía de su vida
“Mi corazón acoge cualquier fórmula:
Prado de gacelas, refugio para el monje,
Templo para ídolos, Cava del peregrino.
Es tablas de la Tora y libro del Corán
Sigo la religión del amor solamente
Adonde sus camellos se encaminan.
Mi sola fe es amor y creencia”

• Ama a la mujer y al placer de la unión trampolín hacia la divinidad
“Nada existe sino Dios. Nada hay fuera de Él
Pues cuanto hay en existencia es Dios
Y cuanto en apariencia criatura”

• Ningún amor es malo
“Él es el que en todo ser amado se manifiesta a los ojos del amante, y, no existiendo sino el amante, resulta que el mundo entero es amante y amado y que todo se reduce a Él”

• Panteísmo
“Yo soy quien ama y aquel a quien yo amo”

• El amor humano y el amor divino
“En la ausencia nostalgia
Me consume,
Hallarte no me sacia.
Nostalgia son presencia y lejanía.
Su encuentro es un dolor inesperado,
Es pasión el remedio todavía.
Porque contemplo una visión que aumenta
La mayor unión, fulgor y majestad en su belleza.
No hay quien escape a una pasión que crece
Vecina a la hermosura en mística armonía”

• El Dios de Abenarabi crea por amor y el amor le complace
“… el místico ama a la mujer de carne y hueso y, al mismo tiempo, a Dios”