lunes, 4 de enero de 2010

ARTEMIA DESASTRE

Me paseo por la vida sin más trascendencia que la belleza que voy encontrando, sin más anhelo que los instantes que le robo al vacío. Alucino con los colores, las diferencias, lo semejante y lo ajeno. Mi yo construido con referencias externas se reconstruye y por segundos soy nada. Luego no sé lo que soy. Después, por qué estoy ahí, ¿por qué en cualquier parte?. Rodeada de belleza, sin desgracias que me acechen, me encuentro cerca de la meditación y la conciencia se expande. También la sensibilidad y la imaginación echan vuelo. El bombardeo de estímulos arrasa y mi cuerpo y mi espíritu se cargan de luz.