
En busca del fuego 1981 y El nombre de la rosa 1986 siguen siendo sus obras maestras. La primera es un tratado de antropología, la segunda una lección de filosofía. Naturalmente, he seguido la trayectoria de semejante genio, esperando en cada nueva producción la sorpresa y el deleite que tras miles de visionados, no exagero, me siguen produciendo estas maravillas cinematográficas. El gusto por la antigüedad es una de mis pasiones. Enseño filosofía. ¡Oh, una película sobre los minoicos!. Ha sido difícil verla. ¡Qué decepción!. En fin, los genios no siempre son geniales
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